@October 20, 2020
En tu vida diaria, si ves a alguien con problemas, frustrado o descontento con algo, parece que la respuesta natural es preguntarle qué le pasa o qué necesita, ¿verdad?
Pero esto cambia cuando ese “algo” es un producto en el que has estado trabajando y sales al mundo real donde lo compartes con personas que tienen objetivos y necesidades reales.
Parte de mi trabajo como investigador consiste en probar las propuestas de producto en contextos de uso reales, junto a algún responsable y cuando el entrevistado muestra alguna dificultad con la interfaz, es el responsable quien rápidamente señala dónde está el "error" y "qué hacer" para "ayudar".
¿Cómo podemos hacerlo mejor?
En estos casos, lo que recomiendo a los responsables de producto que me acompañan, es una estrategia sencilla. En lugar de defender su producto o propuesta, que reaccionen con curiosidad por los pensamientos, necesidades y expectativas del entrevistado.
Veamos ambas opciones, como una breve historia.
En síntesis
Si preguntas, aprendes y obtienes información para mejorar realmente tu producto. Mientras que si hablas, no lo haces.
Sé curioso. Pregunta más sobre la situación y el uso de tu producto, para entender las diferentes realidades. Con lo bueno y lo malo, esta es la mejor manera de avanzar en el camino correcto.